«Los humanos no saben todavía respirar a través de los poros de su piel, y por ello su respiración no es todavía completa, ideal, divina. Ciertos yoguis, sin embargo, han logrado respirar por la piel y captan así todo tipo de energías y de sustancias vitales. Por eso pueden disminuir la cantidad de alimento y de bebida: porque han aprendido a absorber elementos más sutiles. Este es un ejercicio que podéis aprender a hacer al salir el Sol: absorber los rayos del Sol a través de la piel y almacenarlos en el plexo solar. De este modo, después de meses y de años, sentiréis que se abrirán en vosotros pequeñas bocas, pequeñas puertas que ya están ahí pero que no estabais todavía ejercitados para hacerlas funcionar»
Omraam Mikhaël Aïvanhov
En la sabiduría nipona -sabiduría en peligro de extinción a medida que el país abandona su legado ancestral- todavía quedan escuelas en las que enseñan a los niños un método para controlar la ira a través de la respiración. Les enseñan que cuando el sentimiento de ira aparece deben rápidamente llevar su atención hacia la respiración, observándola y controlándola, calmándola y volviéndola cada vez más profunda. De este modo, casi sin esfuerzo, la respuesta fisiológica de la ira no sucederá en el cuerpo. La respiración ya no se agita, la tensión y el pulso se contienen y la bioquímica de la sangre no se altera, lo que, a partir del autocontrol del cuerpo, neutraliza la ira que emana de la mente.
A diferencia de otras prácticas respiratorias, aprender la respiración 2-1 no requiere de la ayuda de un maestro. Todo lo que necesitas es intención, tiempo, atención y un poco de práctica. Cuando ganes algo de experiencia, podrás adoptar este patrón de respiración para calmar tu sistema nervioso en cualquier momento que te sientas bajo estrés o simplemente lo necesites.
Siéntate cómodamente, con la cabeza, cuello y tronco alineados. Relaja tu cuerpo y comienza a enfocarte en la respiración pasando a través de tus fosas nasales. Percibe el toque fresco de la inhalación y el toque cálido de la exhalación. Tras un par de respiraciones, coloca una mano en el abdomen y otra en el tórax. Observa si el pecho se está moviendo: si lo hace, relaja la caja torácica y concéntrate unos minutos en respirar solo con el abdomen.
Una vez estés respirando calmadamente, comienza a contar mentalmente la duración de cada inhalación y exhalación, buscando que duren aproximadamente la misma cantidad de tiempo (la mayoría de los practicantes se sienten cómodos con una respiración de 6 tiempos, es decir, 3 para la inhalación y 3 para la exhalación).
Deja que el aire fluya suave y silenciosamente a través de tus fosas nasales. Disfruta la tranquilidad creada por esta práctica de conciencia en la respiración y permite que tu mente se concentre en la experiencia de contar las respiraciones.
Cuando estés listo, comienza a profundizar la exhalación contrayendo los músculos abdominales, empuja el aire restante fuera de los pulmones. En tu siguiente inhalación, relaja lenta y suavemente los músculos contraídos. Haz que la siguiente inhalación sea más corta que la última. Ajusta poco a poco tu respiración hasta alcanzar la proporción de 2-1, exhalando en 4 tiempos e inhalando en 2.
En este ejercicio, es importante que seas consciente de tus capacidades. Si extiendes la exhalación más allá de lo que te permite tu capacidad pulmonar, tu cuerpo activará el modo de supervivencia y en la siguiente inhalación jadearás como acto reflejo. Para compensar, deberás acortar un poco tu siguiente respiración. Una forma de prevenir que suceda, es concentrarse en crear una transición suave entre la inhalación y la exhalación, disfrutando del flujo respiratorio. Si te quedas sin aliento, aminora un poco, hasta encontrar tu propio ritmo.
Cuando la práctica es correcta, la respiración 2-1 elimina los desperdicios volátiles de tus pulmones y, al mismo tiempo, calma y nutre el sistema nervioso. También es una forma efectiva de preparar el cuerpo, la respiración y la mente para la reflexión y meditación. Realiza esta práctica tanto tiempo como te resulte cómodo, comenzando con un mínimo de dos minutos diarios, al menos dos veces al día. Ideal realizarla en entornos abiertos, al aire libre cerca de la naturaleza. Preferiblemente a la mañana y al anochecer, renovando el aire en remanente de nuestros pulmones y nutriéndonos de la energía pránica presente en el elemento aire.
«Por Dios entiendo un ser absolutamente infinito, esto es, una substancia que consta de infinitos atributos, cada uno de los cuales expresa una esencia eterna e infinita como el prana» Spinoza
Este concepto tiene mucho que ver con la respiración, ya que, el prana entra por la respiración para llenar nuestro cuerpo de energía, más concretamente a través del oxígeno. Prana es una palabra que viene del sánscrito.
La respiración en yoga se llama pranayama, que significa, control de la respiración. Se habla de que la respiración es alimento y energía para nuestro cuerpo. El prana sería esa energía vital que vibra, la energía del universo.
La calidad del prana depende de la calidad de los entornos por los que nos movemos, por ejemplo, si vivimos en una zona con mucha polución o nos alimentamos de una manera poco consciente, los niveles de calidad del prana no serán tan altos.
Con el control mismo del prana a través del flujo respiratorio, podemos dar forma y equilibrio a los chakras a través de la energía vital.
En Augusta Eco Wellness Resort ofrecemos clases de Pranayama y Meditación. No dudes en disfrutar de nuestro amplio programa de actividades SANÍvoros [La Buena Bida] para vivir una auténtica #ExperienciaAugusta de bienestar.
Conoce más acerca de la Respiración Pranayama.
Hotel Augusta Eco Wellness Resort Copyright 2024